jueves, 21 de agosto de 2008

¿Quién se robó la luz?

Era una casa curiosa, pasaban de las ocho, horario invernal, afuera la vida seguía, el bullicio se encontraba a todo lo que da, consentido claro con la luz de los faroles de la calle donde se encontraba dicha casa donde siendo que los minutos estaban más allá de las veinte no había lámpara que combatiera la oscuridad que le invadía. Podemos claro pensar que dentro nadie había, pero sería suponer en falso, porque aunque afuera nadie lo diga, adentro, esa que por fuera yo llamo casa y otros manicomio, funge la función de casa, así que las circunstancias me dan la razón.

A pesar de lo que semeja, adentro hay personas, muchas, quizás unas treinta entre pacientes, doctores y enfermeras, efectivamente los de afuera no se equivocan, este es un manicomio, pero la construcción es una casa a la que no llamaremos manicomio, le daremos el nombre de sanatorio x por respeto a los que adentro desesperados comienzan a discutir. -¿Dónde quedó la luz? - La apagaron seguramente. –Y quién les dio permiso, acaso no son apenas las ocho.- Tranquilos señores, nadie se robó la luz, eso solo pasa en su mundo. - ¿Es una falla eléctrica?- No, alguno de los locos se pasó de vivo y se llevo las lámparas.- ¿Entonces no hay luz?- Estúpidos locos, siempre pasándose de vivos.-¿No estabas tú aquí en calidad de loco?- Qué cosas dices, soy el doctor encargado del sanatorio x, y soy un idiota que no sabe vigilar a sus locos y deja que estos le roben la luz.- Ahora no Ramón, de todos los locos tú eres él más insoportable cuando te lo propones. –Disculpe señor, no sabía que estaba aquí.- ¡Hombres! Ni cuando hay foco saben quien está en el mismo cuarto.- Señor, señora, con su permiso me atrevo a decir que si faltan lámparas no ha sido descuido mío. – Cállese impostor, usted no es el doctor, si los locos andaban en su hora de andar sueltos, aquí está usted, las enfermeras y yo, el otro doctor, ¿Cómo sabremos quienes son pacientes?. – Muy fácil, con las lámparas desaparecieron 11 pacientes, aquí hay cinco enfermeras, usted y yo, así que de los treinta que debería haber aquí contándonos a todos, solo hay 19, de los cuales doce están en calidad de recluidos. – Excelente Ramírez, es usted un excelente segundo al mando. - ¿Por qué no van a comprar unas bombillas y acabamos con esta locura? – Las llaves están en alguna parte que no recuerdo y no veo sin luz, por si fuera poco, la puerta está cerrada para evitar que los no sanos escapen. – Perfecto, su solución es tan buena que 11 ya se largaron, se me ocurre que nos enumeremos para no causar embrollos, el director será uno, el segundo doctor al mando 2, las enfermeras del 3 al 7 aleatoriamente y los locos del 8 al 19 aleatoriamente. – Perfecto, usted no parece estar loca. – No lo estoy, soy enfermera, la número 3, digan su nombre antes de hacer algún comentario y nos ahorramos el papelito. – Uno, disculpe la confusión . – 8 Ramiro, necesitamos de estos jueguecitos, acaso nadie aquí tiene un teléfono. – 2, todos están en el área de oficinas, para no perturbarlos a ustedes. – Maldito o maldita quien se haya llevado las lámparas, pese a lo que diga el 2, este fue un inicuo robo de luz.- 15, ¿Quién habrá sido?- 16, pienso que el ciego.- 19 Ese no ve nada. – No por eso nos envidia. – 1 aunque el estado lo prohíba, cuando aparezca el responsable, yo me encargo de que permanezca aquí de por vida. – 4 si gritamos quizás los de afuera nos escuchen, llamen a los policías y nos ayuden a salir. – 5 pero si aquí siempre hay gritos, es un manicomio, es una locura.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola!!!!!
Que padre esta esta historia socia!!
Me mata de la risa y por supuesto que el descenlase me intrigas demaciado!!
Terminalo pronto!!...jaja
Stephanie
Cuidate
Bye