martes, 28 de octubre de 2008

Exposición de Catrinas en Casa de las Bóvedas

Solo para invitarlos a visitar la exposición de Catrinas que se está llevando a cabo en la Casa de las Bóvedas.

Las Catrinas que se están exponiendo fueron realizadas por alumnos de la preparatoria Lázaro Cárdenas (BUAP), la mayoría están a la venta y son trabajos de cartonería con la técnica de papel maché.

La entrada a la exposición es libre y permanecerá del 27 al 2 de noviembre en el museo “Casa de las Bóvedas ubicado en la Avenida Juan de Palafox y Mendoza entre la dos y la cuatro norte.

Espero tener fotos prooonto, principalmente de la Catrina que engrandece la exposición, la de Beetlejuice

viernes, 17 de octubre de 2008

El Zarco

Dejando los poemas a un lado me he puesto a escribir sobre libros, bueno la publicación anterior fue sobre una película que me llevó a hablar a cerca de un libro genial. Esta vez voy a comentar a cerca de una de mis novelas favoritas del realismo mexicano: “El Zarco” de Ignacio Manuel Altamirano.

Corrían los años de la Guerra de Reforma, el país se encontraba en una crisis como ninguna, la batalla entre liberales y conservadores estaba en pleno auge, lo que generó una pantalla para que organizaciones de bandidos como los “plateados” pudieran hacer de las suyas.

La historia inicia en Yautepec, un poblado que se encuentra aterrorizado por la amenaza de los plateados, quienes se dedicaban a robar riquezas y secuestrar a muchachas bonitas, como Manuela una joven muy hermosa que vivía al lado de su madre, y que por años vivió escondida de los terribles bandidos. Manuela contaba con el cariño de su prima y el amor incondicional de Nicolás un joven herrero de una hacienda cercana a Yautepec, aunque él era humilde le entregaba todo su cariño a Manuela, sin embargo ella era una chica ambiciosa que codiciaba mucho más, y es por ello que se convirtió en la novia de uno de los generales de la tropa de bandidos que ya he mencionado, el Zarco.

Un día Manuela y el Zarco deciden huir, haciendo sufrir mucho a la madre de la joven, ganando el desprecio de Nicolás, y sufriendo una desdicha que a uno lo llevará a la muerte y a la otra a la locura.

Es una obra que encierra mucho de cómo era la vida en nuestro país, a la vez que mezcla una historia sencilla y entretenida joya de la literatura mexicana.

DEL LIBRO A LA PANTALLA: “Ensayo sobre la ceguera”

Hoy se estrenó la película “Ceguera” (Blindness) que está basada en el libro “Ensayo sobre la Ceguera” del escritor portugués José Saramago, la verdad es que yo esperaba mucho de esta cinta ya que la historia que nos muestra el libro es ingeniosa, intrigante, y emocionante desde la primera hasta la última palabra, sin embargo lo que vi en pantalla me decepcionó mucho creo que una obra tan buena merecía mucha más calidad.

La película fue el resultado de una coproducción Canadá-Brasil-Japón, el guión fue adaptado por el escritor canadiense Don McKellar y dirigida por Fernando Meirelles, a quien posiblemente recordemos por la cinta “La Ciudad de Dios”, protagonizada por Julianne Moore quien da vida a la esposa del oftalmólogo (Mark Ruffalo), quien al igual que en el libro toma una participación importante dentro de la trama al ser él quien trata al primer ciego, quien también forma parte del elenco de personajes principales al lado de su esposa, una chica de gafas oscuras, un hombre con una venda en la cara y un niño estrábico.

Hay que reconocer que la cinta respetó algunas de las características principales de la historia que Saramago nos cuenta en su libro al no revelar el nombre de los personajes o el lugar donde se desarrolló la trama, aunque también hay que hacer mención de las muchas omisiones que se presentaron, el desarrollo fue demasiado rápido, creo que las personas que no han leído el libro pueden perderse algunos instantes en el orden de las ideas o incluso dejar pasar algunos detalles importantes, además la participación de los personajes no fue igual de impactante que en el libro, por ejemplo: el rey de la sala tres, el talentoso Gael García Bernal a quien apenas pudimos ver en unas cuatro escenas en las que no tuvo la oportunidad de explotar su potencial como actor ni de proyectar realmente la crueldad de la que está hecho el personaje que representó.

Es cierto que un libro de la extensión de “Ensayo sobre la Ceguera” no debe ser fácil de llevar a la pantalla, ya que aunque por si misma la historia es impactante, mucho de lo que nos agrada del libro es la exquisita manera en que José Saramago nos relata cada detalle con el más fino cuidado , eso y su original manera de escribir, aunada al léxico que de cuando en cuando nos deja el ojo cuadrado, y al cual, cuanto más lo leemos más nos acostumbramos.

Pero volviendo a la peli, siento que caracterizaron a los personajes inadecuadamente, el hombre de la venda negra, pienso, debió ser interpretado por un hombre mayor, el niño estrábico ni siquiera era estrábico, la chica de las gafas oscuras no tiene la fachada que al menos yo pintaba al leer el libro, y nunca me pasó por la cabeza que el primer ciego y su esposa fueran orientales (jejejeje),independientemente de esto, el primer ciego tenía una actitud completamente diferente.

Hace poco leí que Saramago había tenido una buena opinión de la película cuando la vio en un festival de cortometrajes, eso me entusiasmó mucho, porque ese artículo decía que cuando culminó la presentación, él con lágrimas en los ojos dijo que sintió como la primera vez que la terminó de escribir su novela, sin embargo no es una cinta que yo recomiende, la verdad como dije anteriormente no llenó ni una sola de las expectativas que yo tenía, quizás sea mejor recomendar leer el libro y si ya lo has leído pues entonces aléjate de las salas si no te quieres llevar una gran decepción.

sábado, 11 de octubre de 2008

Volver, volver, volver...

Quiero regresar al tiempo y al lugar
de mi quimérico pasado,
cuando no existías y el mundo se reducía a una casa.
cuando el dolor y la alegría eran palabras,
regresar a esos días en que no distinguía lo amargo de lo agrio,
porque todo era plano,
carente sentido, porque no lo necesitaba,
no había algo que requiriera un poco de coherencia,
las razones y explicaciones eran inocuas,
sobraban para todo;
nadie las pedía, y nadie las daba.

Volver al punto en que tus ojos
eran el final de todo y el principio de la nada.

Volver, pero volver de veras
al lugar de mis recuerdos,
al sitio donde se traza la línea
entre la verdad y la mentira,
donde soy yo mismo sin saberlo
donde no hay pan, no hay agua, no hay dinero,
donde no hay hambre, no hay sed, no hay pobreza.

Quiero volver ahora,
porque de cuando en cuando lo olvido
lo mucho que anhelo las horas
en que pude trazar sueños,
en que pude saber a que olía el día,
en que degustaba cada detalle de todo a mi alrededor…
y ahora no puedo,
porque lo único que pienso es en volver
al punto en que tus ojos eran el final de todo
y el principio de la nada.


Remedios

jueves, 9 de octubre de 2008

Comandante Ernesto Che Guevara

No es cierto,
no es cierto que estés muerto,
ellos nos lo han jurado,
pero yo te veo.

Te miro implacable en las líneas
De los poemas que leo, de los que escribo.
Tú estás tan presente en todas las luchas
como el rojo que corrió por tu venas
y cuyo recuerdo hoy está en nuestro corazones.

Tan cierto como tus ideales y tu lucha incansable,
es mentira que te hayan fusilado,
que con su mano tu sangre hayan derramado,
que con tu camino terminaron,
porque aunque tu cuerpo yergue bajo tierra,
y tus ojos, tu boca, tus manos con las que has luchado,
tu rostro, y tu gallardía se mantienen inertes,
tú sigues entre nosotros
comandante,
los fautores de la injusticia pudieron mutilar tu cuerpo,
olvidar tus huesos, pero tus restos…
tus restos están aquí con quienes no olvidamos
Bolivia, Guatemala, Perú,
en ninguna naciste, pero fueron tus tierras,
tu patria, tus batallas,
como lo fue Cuba,
como Latinoamérica, por la que todo entregaste
fue tu casa, tu cuna… y tu tumba,
la amamos tanto como tú
y en presencia de tu ejemplo
por ella daremos la vida.
¡Hasta la victoria siempre!
Comandante Ernesto Che Guevara.

jueves, 2 de octubre de 2008

Lo que no es mio

Lo que no es mio te daré,
es todo lo que puedo ofrecer
un cielo azul o nublado,
un suelo firme bajo tus pies,
un hombro donde apoyar tu cabeza,
el aroma de las frutas,
y si gustas,
el de la tierra húmeda;
el sabor a muegano o a canela,
chocolate, hiel, lo que quieras.

Porque yo no tengo nada más que una cosa,
y me aferro a ella con todas mis fuerzas,
ese algo es tu recuerdo,
porque todo lo que fui te pertenece,
así que te daré lo que no es mio:
el viento, la lluvia, el sol, los relámpagos,
la arena, el cielo, el mar, las cimas y las simas de la nada,
estrellas, planetas, sonidos y ruidos, luz, penumbra,
silencio... y mi alma.

Remedios

miércoles, 1 de octubre de 2008

”El que no cambia todo no cambia nada.”

Inigualable es la frase de Lenin con que he comenzado esta reflexión, han pasado ya cuarenta años desde Tlatelolco, lo más probable es que se mencione en el periódico, la televisión, o la radio; aunque sea un pequeño recordatorio, hoy se va a hablar del sesenta y ocho.

Tengamos la seguridad de que mañana muchos olvidaran lo que hoy tratamos de recordar, y los que no olviden lo intentarán, porque verán reflejada su realidad en los sucesos que ocurrieron hace cuatro décadas, y es que a pesar de que han pasado los años, tantas muertes y tanta sangre no se borran, ni se olvidan, siguen ahí, como la indiferencia con que hoy dejamos pasar este día, sin detenernos a pensar si acaso no seguimos en un sistema tan corrupto como el de hace años, y si no somos parte de ese sistema.

En 1968 la situación económica, política y social que atravesaba nuestro país era muy similar a la actual, el gobierno de Díaz Ordaz reprimía al pueblo para mantener un falso ambiente de estabilidad y paz ante los ojos del mundo puestos en México, y a pesar de que nadie buscaba alterar esa atmósfera, las personas solo demandaban lo que por derecho les correspondía, una educación de calidad, una buena forma de vida sin mascaras, exigían crecimiento y su autonomía, todo aquello les era arrebatado día con día con la bazuca y la metralla, que no son los medios apropiados para alcanzar la tranquilidad, sin embargo son los recursos de los que se valió la autoridad para acallar la inconformidad de quienes podían ver claramente la realidad.

Así ocurrió en octubre de aquel año, el ejército ocupó las instalaciones de la UNAM, hecho que ocasionó la explosión de la inconformidad acumulada, maestros, estudiantes, y sindicatos salieron a las calles a marchar con destino a la Plaza de la Tres Culturas para manifestar su desacuerdo con las medidas que el gobierno había adoptado, lo que comenzó como una marcha pacífica, terminó en una innecesaria masacre, cientos de personas inocentes fueron ejecutadas por soldados identificados por un pañuelo blanco atado al brazo, y tanto el gobierno como los medios pretendieron guardar silencio sobre este hecho que hasta la fecha sigue ahí, tiñendo de rojo la historia de México. Los disparos surgían por todos lados, lo mismo de lo alto de un edificio de la Unidad Tlatelolco que de la calle donde las fuerzas militares en tanques ligeros y vehículos blindados lanzaban ráfagas de ametralladora casi ininterrumpidamente.

La sangre pisoteada de cientos de estudiantes, hombres, mujeres, niños, soldados y ancianos se ha secado ya hace muchos años en la tierra de Tlatelolco. Por ahora la sangre ha vuelto al lugar de su quietud. Más tarde brotarán flores entre las ruinas y entre los sepulcros.

¿Y qué tenemos que ver nosotros en esto?, este no fue un hecho aislado, este crimen fue contra personas como nosotros, estudiantes y ciudadanos. Quizás hoy en día la situación no sea tan evidente, sin embargo seguimos amordazados por la inseguridad y formas más discretas de represión. La indiferencia nos ha inundado, lo cual es lamentable ya que demuestra una incapacidad para indignarse con los problemas y realidades de nuestro entorno, tenemos que darle valor a cada vida perdida, a cada lucha librada, porque son la búsqueda de una mejor realidad para todos, un mejor país, donde verdaderamente haya libertad, y esto solo se puede lograr si cada individuo adquiere conciencia social, como ciudadanos tenemos la obligación de dar el paso decisivo para lograr este cometido.