lunes, 18 de agosto de 2008

Hablemos de Olvido... (tercera parte)


- Entonces hablemos de olvido, ¿Me has olvidado?
- No… pero de verdad no te entiendo, ¿de qué me estás hablando?
- Otra vez la misma platica.
- ¿La misma platica?, ¿te encuentras bien?, no haces más que divagar y eso me confunde mucho.
- No divago, tú no entiendes…
- Explícame, quisiera que en este momento todo fuera como lo fue antes si es que hubo un antes, porque por más que busco, tú eres mi ahora.
- Después de tantos años
- No tengo idea de cuanto ha pasado del último beso, la última sonrisa, la última caricia, el último abrazo, la ultima despedida, pero no siento que hayan sido años.
- Y como en nuestras otras charlas debo explicarte que… moriste…
- ¿Morí?, estás demente aquí sigo, quizás seas tú y tu olvido que se niegan a ver que estoy aquí.
- ¡Vaya historia la nuestra!, no vivo en el sitio donde construimos nuestros recuerdos porque sería desangrar cada día una herida que no cicatriza, pero todo sigue igual en ese apartamento, y hay mucho más que también me duele y tortura.
- ¿Cómo qué?
- ¿Me crees?
- No sé.
- Ese reloj en el buro cerca de mi cama, ese maldito reloj que siempre marca las tres, la hora en que te fuiste, sin embargo el no hace distinción entre si fue en la madrugada o de día, yo si, fue el más terrible amanecer cercano de mi vida, y desde entonces no sé cómo, no sé por qué, pero todas las noches te sueño y siempre tenemos la misma charla, la misma discusión de las palabras…
- Tú no mientes, lo veo en tus ojos… entonces con qué esto es un sueño, pues si otro triste amanecer se aproxima, te juro que mañana no olvidare este diálogo, entendí por fin lo hice, y me contarás todo lo que te ha pasado y cómo has estado.
- No entiendes nada, porque yo despierto justo después del último beso, la última sonrisa, la última caricia, el último abrazo, la última despedida, y despierto gritando tu nombre… y a veces sólo a veces me encantaría que pudieras decirme aunque sea en estos locos sueños que me has olvidado y así cambiar el orden de nuestro diálogo, y que no haya besos, abrazos, caricias ni despedidas porque es justo tu dulce promesa de mañana no olvidar nada, la que esperanza para volver a dormir, y he dormido por tantos años y tú no te vas, no sabes cuánto me gustaría despertar.
- Te prometo que si no hablamos de olvido, yo no olvido.
- No tú no entiendes, estas palabras las he repetido por años y años.
Como de la nada ha vuelto aquí el narrador que observa todo lo que hacen, todo lo que dicen, en ese preciso momento se acercan y quien al parecer solo aparece en sueños, acaricia la mejilla de quien sueña, le abraza, le besa y tiernamente le dirige un “hasta mañana”. Aparece de nuevo en su cama, seguro deseando poder hablar enserio de olvido, y mientras tanto el reloj sigue marcando las tres.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Wouwww socia!!!!!
Solo tu mente podria enlazar asi un cuento y desarrollarlo de esa manera.
Me encanto y desde luego que me parecio genial el final.
Super!!!!!!!!
Te adoro socia
Cuidate oki
Stephanie