lunes, 27 de junio de 2011

El debate

Estamos a dos días de que se lleve a cabo la votación para elegir al próximo gobernador del Estado de México. Naturalmente, la preocupación por dicho acontecimiento transgrede los límites de la curiosidad científica, ya que - si bien no me afecta o beneficia directamente- el resultado de dicha jornada electoral será una referencia de lo que nos depara rumbo al 2012.
Escuchaba ayer en las noticias que la elección presidencial del año próximo será quizás la más competida en la historia de México, yo estoy un poco escéptica al respecto y coincido con muchos colegas en que las campañas se orientarán más hacia la descalificación y la guerra sucia que hacia el establecimiento de propuestas para la construcción de un país más democrático, próspero y equitativo. No hace falta esperar a que pase más tiempo para notarlo, basta con hojear (y ojear) un periódico para descubrir los escándalos al interior de los partidos; para ver a un PAN fracturado, una izquierda impredecible y al PRI casi seguro de que podrá instalar sus estudios televisivos en los Pinos.
También, mucho se dice que la elección presidencial ya está ganada por Peña Nieto, coincido en que dicho candidato ya cuenta con el apoyo de una significativa parte de la cuidadanía; sin embargo, no ha sido su precisamente su labor política la que ha atraído la simpatía de tantas personas, y sé que tampoco es seguro que la balanza se incline a su favor.
Por ahora, la moneda del 3 de junio está en el aire. La semana pasada tuve la oportunidad de escuchar el último debate de la contienda, al inicio se lanzaron las propuestas y el enfrentamiento se dio hasta los últimos bloques, cuando se les dio a los participantes mayor libertad para abordar los temas que ellos considerarán relevantes y que no se tomaron en cuenta en los bloques anteriores.
Con mi manía (derivada del trauma de dos noches en vela) de analizar discursos, comencé a escuchar atentamente lo que cada candidato decía, comprendo que la similitud de propuestas se debe a las atribuciones, responsabilidades y limitantes del cargo; pero Encinas y Eruviel insistían repetidamente en que el otro había retomado su propuesta, y luego Bravo sin ser llamado se autoproclamaba el verdadero autor intelectual. Fue un debate interesante, supuestamente el que cuenta con mayor preferencia por parte del electorado es el candidato del PRI, entonces el del PAN se empeñaba en atacarlo; por su parte el primero fue con todo contra el contrincante que para él representa mayor peligro, y hay que reconocer que este último, Encinas, procuró mantenerse al margen de los ataques, aunque sí profirió algunos de manera sutil.
Hay quienes hablan del discurso político como si sólo hubiera un tipo de discurso político; sin embargo, en esta ocasión se demostró todo lo contrario, aquí mis conclusiones.
Eruviel, "el candidato de las propuestas"- Él mismo dijo que no tenía la necesidad de entrar a las ofensas porque tenía propuestas sólidas para construir su campaña, empero se la pasó atacando a Encinas y barrió el piso con Bravo. El aparato ilocutivo de sus enunciados estaba dirigido a demostrar que él era la única propuesta real, además predominó el uso de la función connativa, no tuvo comentarios inocentes: los que no estaban dirigidos a la audiencia, lo estaban hacia sus contrincantes, lo cual debilita su discurso al hacerlo incongruente con el hecho que él mismo estableció de que no tenía la necesidad de entrar al "quite". 
Encinas: Intentó mantenerse al margen, también predominó la función connativa pero acompañada de la referencial, y es que su estrategia de convencimiento consistió en ofrecerle al público el referente de lo que no ha hecho el PRI en la región, no lo hace de manera de directa, pero se demuestra con expresiones como: "YO SÍ...", "AHORA SÍ...", ese tipo de frases bien intencionadas aluden a que si-ahora-sí es porque antes no se había hecho. Su discursó apeló a la razón, manteniendo como receptor al público, aunque también se dirigió a sus oponentes. Pese a las críticas no hubo incoherencia, manejó un mismo hilo conductor y apeló lo más posible a la razón.
Bravo: Su discurso se compuso por una serie de enunciados desesperados, al mostrar básicamente las mismas propuestas tuvo que entrar a los ataques, principalmente hacia el candidato del PRI, pero también a Encinas al reprocharle que no se diera la alianza PAN-PT-PRD para esta contienda electoral. Su discurso se apoyó en la función connativa en igual magnitud que a la emotiva, el cierre de su participación fue muy pobre ya que su mensaje estuvo altamente orientado al sentimiento e importó más la forma que el contenido, fue poético pero no dijo nada.
El debate es sólo una etapa más del proceso, aún así es importante tenerlo en cuenta. Espero que los mexiquenses tomen la decisión que les parezca más enriquecedora para su estado.

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