viernes, 1 de mayo de 2009

Historias en la mesa

Era un mueble quizás, nunca supe ubicarlo en un campo semántico, tenía cuatro patas y seis sillas que hacían juego con ella, se encontraban rodeandola en perfecta asamblea, no sé yo decir si se comunicaban, no sé, quizás en un lenguaje para mí desconocido, o si solo permanecian inertes unas junto a otras al rededor de su centro, igual que yo tenía la costumbre de correr en círculos al rededor de ella y así dejarla en el centro de mi mundo, ahora ya no hablo de la mesa sino de ella.

Ella lo era todo. La mesa fue el escenario de lo que fuimos: Un café. Las sillas son los complices de lo que el mundo no verá jamás de vuelta: una tarde. La mesa y las sillas guardan todavía el secreto de la conversación que tuvimos, una conversación que duro apenas unas horas, pero en ese poco tiempo me hice de costumbres y recuerdos.

Lo que comenzó con un "Disculpe" terminó con frases de mayor confianza. Ella lo era todo aquella tarde, al caer la noche se convirtió en un recuerdo. Y después de tanto tiempo mi memoria tan sólo la evoca como memoria que trae el viento en tardes como estas en que me siento en esta mesa a recordar las costumbres que me hago cuando en estas sillas se posa algún extraño que después no vuelvo a ver jamás...

No hay comentarios: